Decimos, para aclararnos un poco, que la música italiana es apasionada y luminosa, frente a la alemana que es más densa y racional. Decimos, para delimitar los géneros, que la música religiosa es seria y espiritual, frente a la profana que es más vibrante y humana. Decimos también, porque no hay quien nos haga callar, que la música de los organistas tiende a ser densa y compleja, inspirada por la propia naturaleza del coloso de los instrumentos, y pensamos en los Preludios, Fantasías y Tocatas, en los Tientos y las Fugas, en los Versos y Corales para confirmar el grado de abstracción que el repertorio organístico ha dejado a la Historia de los sonidos. Así las cosas, Buxtehude, que era organista, maestro de capilla de una iglesia y encima alemán, debería ser una especie de bloque impenetrable de granito, serio y grave, sólo apto para filósofos de la música contemplativa. ¡Descomunal error!
Algunos de los muchos atractivos de este enorme compositor son, precisamente, el generoso sistema de galerías ventiladas que recorren su contrapunto, el movimiento perpetuo de sus melodías, el delicioso hechizo de su armonía eficiente y práctica, el discurso abierto y honesto de sus diálogos. La luz y la felicidad de su relato sonoro. Resumiendo: de granito nada de nada. Que a nadie le despiste el paisaje frío y clausurado del Norte de Europa, que nadie retrate el corazón del maestro de Lübeck con el color uniforme de la austeridad luterana.
Este disco es una fiesta musical en la que todos esos tópicos saltan por los aires. El cornetista William Dongois, al frente del conjunto Le Concert Brisé, compone además una rejilla traductora plena de imaginación, casi lúdica, para jugar con los timbres y los colores (corneto, violín, bajón, sacabuche, clave y  órgano), basándose en la riqueza instrumental que las fuentes no dejan de recordarnos. Buxtehude grande, inabarcable, ¡infinito!

Caronte

The music of Dieterich Buxtehude represents the final flowering phase of the spirited musical style generally known as »stylus phantasticus«. As the organist of St Mary’s Church in Lübeck, Buxtehude was able to further the tradition of “Abendmusiken”, the first series of public sacred concerts to be held in Germany. The cornett virtuoso William Dongois together with his ensemble Le Concert Brisé and the Czech soprano Dagmar Saskova have compiled a selection of outstanding examples from Buxtehude’s vocal and instrumental music: settings of Latin Bible texts and ariosa-style works based on German sacred hymns alternate with instrumental sonatas. The recording is given a special “North German” colouring through the use of a wide range of historical wind instruments such as Baroque trombone and dulcian alongside the cornett and the violin. This highly varied programme admirably showcases the virtuosity of the ensemble and the soprano Dagmar Saskova with her clear and slender voice in alternation with concertante instruments (such as “Quemadmodum desiderat cervus”), but also provides sufficient space for more solemn ceremonial pieces (such as “Muß der Tod denn auch entbinden”).