El Roman de la Rose fue escrito por Guillaume de Lorris y continuado por Jean de Meung en la primera mitad del siglo XIII. Bajo el recurso de un sueño, se presenta el proceso de instrucción del joven Guillaume en las lides del amor cortés. Numerosos personajes alegóricos animan la trama, componiendo un texto de influjo ovidiano que fue fundamental no sólo para la literatura francesa, sino para la historia de Europa. ¿Por qué? Porque su popularidad y las diatribas misóginas de la segunda parte dieron origen a la Querella de las Mujeres, primera manifestación “política” protofeminista, encabezada por la refutación que Christine de Pizan hace del texto.
El conjunto Per-sonat, comandado por la inquieta y sobresaliente Sabine Lutzenberger (su presencia nos predispone a lo mejor), en formación de cuatro músicos, nos lleva en un viaje apasionante por la música de una decena de manuscritos con música trovera, del Ars Nova y Ars Subtilior (ss. XIII-XIV). Apenas media docena de nombres propios (Machaut y Solage incluidos), y el resto piezas anónimas. En cierta medida, esta anonimia descontextualiza conocimientos y saberes y nos centra más en la propia escucha. La preciosa voz de la directora se perla con los suaves (enérgicos cuando toca) acompañamientos instrumentales propios de la “música baja”, y nos permiten entrar en el hortus conclusus no sólo del Roman sino de la música medieval. Como muestra, el primer corte, una estampie instrumental unida a un cansó de Jacques de Cysoing, una delicia en sus dos partes, o la triste melodía trovera de Brunel de Tours Ha, quanz souspirs me viennent nuit et jor. Un programa temático, casi programático, que abre una ventana al fenómeno del amor cortés, uno de los episodios más luminosos de la Edad Media, de múltiples significados, en los que comienza a articularse la relación “moderna” entre varones y mujeres. Y en ésas estamos todavía...

Josemi Lorenzo Arribas