Esta sinfonía, conocida popularmente como La Campana, es una de las grandes "superproducciones" musicales soviéticas escritas durante la Gran Guerra Patriótica, obras que debían ser maestras por un lado, pero habían de funcionar como instrumento propagandístico por otro. Como en la Quinta de Prokofiev y las Sexta y Séptima de Shostakovich, la misión era consolar, exaltar, alentar y alertar al pueblo.
Y qué alerta más poderosa que la de esta campana, protagonista y narradora de esta obra desmesurada, pero inspirada con genuino humanismo y fe en la victoria. Si al comienzo de la sinfonía su sonido es estridente y disturbante, en el último movimiento se convierte en ceremonial y triunfal mediante el recurso de subir sus notas a un acorde de tercera (que siempre se ha relacionado musicalmente con el optimismo). El armenio aprovecha el segundo movimiento para poner sobre la mesa su vistoso conocimiento de la música folclórica de las repúblicas asiáticas (que a veces suenan muy españolas) y encadenar un compendio de apasionadas melodías danzables de exótica orquestación y máximo virtuosismo, destinado a encandilar a público y autoridades. La tremebunda marcha fúnebre del tercer movimiento mezcla el socorrido Dies Irae con el tema popular Hermano Cazador. La dirección del propio Khachaturian es drástica: te hace sentir tan sobrecogido que puedes verte y sentirte desfilando y llevando un pesadísimo ataúd a cuestas, quizá como premonición de su inmediato fallecimiento al año siguiente.
La liberación se produce en el aliviante cuarto movimiento, cuyos dos temas centrales se enlazan en un optimista y vigoroso contrapunto in divisi , y en el que por fin (lo estaban deseando), aprovechan para desmelenarse los míticos metales de la Orquesta del Estado de la URSS.
Esta interpretación es más salvaje, abrupta y virtuosa que la grabada para Decca en 1964 con una refinada y empastada Filarmónica de Viena dirigida también por el autor. Incomprensiblemente el público moscovita responde a este tsunami sonoro con unos tímidos aplausos, por lo que Khachaturian les castiga ofreciéndoles de propina una suite de Gayaneh...sin la Danza del sable!!!!
Sonido milagroso.
Mel Smith-Window