Era en octubre de 2007 (Boletín Diverdi nº 163) cuando comentaba el recién editado disco con Las siete últimas palabras de Cristo en la Cruz de Joseph Haydn, en versión de Jordi Savall al frente de La Concert des Nations. Gran versión, decía entonces con un entusiasmo que no puedo dejar de suscribir dos años después, que nos mostraba al maestro catalán en pletóricas facultades y registrada en la Santa Cueva de Cádiz, cuya Hermandad encargó este “oratorio sin palabras” en 1785. Una obra maestra estructurada en siete “sonatas”, siete movimientos lentos cuyo desarrollo está confiado a la inteligencia, variedad y riqueza del tratamiento tonal y modal, recreando mediante unos tempi de serenidad siempre cercana al adagio la incandescencia espiritual del texto evangélico.
Savall, decía en aquel artículo, consigue “plasmar la más secreta inflexión rítmica y el más desapercibido contraste armónico (Sonatas II y III)”, demostrándose un “maestro en el arte de modelar las grandes formas del diseño melódico (Sonatas I y VI) y altamente preciso en el manejo de unos tiempos largos pero dotados de fuerte pulsión en su interior (Sonatas IV y VII)”, suministrando por lo demás “colores acertadamente dramáticos a L'Introduzione y rotundos al Terremoto con que concluye la pieza”. Con todo, la cualidad más magnetíca de la lectura savalliana me parecía encontrarse, al margen de sus enormes bazas técnicas, en ese acento singular y humano que caracterizaba esta interpretación poderosamente expresiva en su intimismo y, por otra parte, emisora de un inefable resplandor místico.
Es esta grabación la que ahora aparece en DVD como homenaje al compositor en el segundo centenario de su muerte, el primero editado por un sello Alia Vox que se estrena en el formato con la presente producción a la altura de las más elevadas expectativas. El realizador Rhodri Huw, experto en tales lides (ha firmado diversos trabajos de naturaleza musical para prestigiosas casas como Opus Arte o la BBC), ha elaborado una puesta en escena sobria, sí, como exige el clima espiritual de la pieza de Haydn, pero que supera limpiamente el riesgo no menor que podría amenazar una propuesta de este tipo, el del aburrimiento, amplificado por la especial idiosincrasia de la composición. Un peligro por completo esquivado gracias a una captación de imágenes focalizada tanto en el gesto concentrado y preciso -muy musical también- del director catalán como, recurriendo a la profundidad de campo y al plano de detalle, en los miembros e instrumentos de Le Concert des Nations. De este modo se nos revelan las diferentes capas de actividad interpretativa, a la vez que se ofrecen claves visuales concretas sobre la construcción orquestal de las sonoridades.
El montaje se sirve además, con el fin de contextualizar litúrgicamente estas Siete últimas palabras de Cristo en la Cruz, de estilizadas imágenes de la Semana Santa de Cádiz (la pieza fue escrita para ser interpretada cada Viernes Santo) que evocan su dimensión dolorosa y al tiempo esperanzadora. La toma de imágenes saca el mayor partido dramático de la austeridad, al sumergir el espacio sacro en una luz azulada que proporciona inteligente solución visual a la atmósfera en claroscuros de la obra. Tenue iluminación generadora de expresivas y alongadas sombras y que parece emanada desde el mismo interior del venerable templo caditano, llevando al límite las posibilidades tecnológicas de las modernas cámaras de alta definición.
Un DVD éste, pues, que enriquece en no poca medida el significado de la interpretación llevada a cabo por Savall y sus músicos, que cuenta a la vez con un notable apartado de bonus facilitadores de nuevas vías comprensivas de la pieza. Así se nos permite disfrutar de la escucha con opciones de contar con los comentarios audiovisuales de dos invitados de excepción, el Nobel José Saramago y el teólogo Raimon Panikkar, quienes, desde el humanismo el primero y desde la más abierta espiritualidad el segundo, aportanlecturas complementarias de Las siete últimas palabras. Ello sin olvidar, por supuesto, las entrevistas con el Padre Leonsegui, de la Hermandad de la Santa cueva, y con el propio Savall, que con sus conocimientos ilustran igualmente el imperecedero sentido de la obra.
Estamos ante una grabación de inusual valor y que cabe calificar de histórica por cuanto se trata de la primera filmación de Las siete últimas palabras en su versión original para orquesta, en la iglesia donde tuvo lugar su estreno hace más de dos siglos. Disfrútela como tal el aficionado al mejor Haydn y al mejor Savall.

Stephanie Marshall