Radical propuesta del cantor francés Dominique Vellard, acompañado de instrumentistas como el improvisador especialista en música india Ken Zuckerman (sarod, dhotar y laúd medieval), o los percusionistas Anindo Chatterjee (tabla y dhupki) y Keyvan Chemirani (zarb y gattam). Es radical porque va a la raíz de la entraña musical, a su modo de pensarse y hacerse, sin falsos efectismos ni acusar esos “debe” presentes en las habituales propuestas de hibridación que produce la world music o sus derivados en el campo de la Música Antigua, cada vez más tentaculares. Repite Vellard en la colección dedicada a la Schola Cantorum Basiliensis (Vox Nostra Resonet. Nueva Música para Voces, Glossa 2007; centro donde enseña Zuckerman desde 1980) con este registro grabado hace cinco años.
Interesa el disco a especialistas y a público en general. A los primeros, entendidos en modalidad y cuerdas de recitación, por las sutiles relaciones que se establecen en el cuidadoso repertorio elegido, apuntadas en las breves y enjundiosas notas. Al segundo, por la belleza inmediata de la propuesta, que gustará sin duda. Pocas veces calidad y exotismo (peliaguda categoría) se trenzan de manera tan brillante, alejada de los envoltorios y celofanes habituales cuando el mercado discográfico presenta una propuesta de este tipo.
Se abordan piezas monódicas de Gace Brulé, Jehannot de l’Escurel, Machaut, un ofertorio gregoriano, ragas indios y persas, dos improvisaciones, y, oh sorpresa, una canción tradicional de ronda nocturna recogida en diversos pueblos cacereños, La Charramanga (que compensa que no haya notas en castellano en esta ocasión). Un toque de “música viva” occidental, pareja a la del Norte de la India, frente a la que yace anotada en vetustos manuscritos. Al fin, Vellard persigue, con método arqueológico, acercarse a esa cota cero a partir de la cual la humanidad articuló la voz entonándola, haciendo nacer la música. Un intento de exploración estratigráfica de un yacimiento llamado Monodia, de resultados conmovedores. Más allá de la “pureza” de los resultados, se muestra el rigor de la metodología, que es hasta donde podemos llegar. En resumen, ragas indios y canción monofónica medieval, feliz maridaje de este par… pero con separación de bienes. De lo mejorcito en este campo.
Josemi Lorenzo Arribas
This recording offers a rare opportunity to experience two different musical traditions in dialogue: the reconstructed musical culture of the European Middle Ages, and the ancient but still continuous tradition of North Indian classical music – two worlds that are indeed separated with respect to time and geography, and yet still linked by common characteristic features. The classical tradition of North Indian music is marked both by a strong adherence to its own origins and an openness to influences from other cultures. On the other hand, European art music of the Middle Ages, seemingly far removed and accessible only by means of written documents, has clearly recognizable roots in Eastern traditions.
In their respective musical development, Dominique Vellard and Ken Zuckerman have each been strongly influenced by a variety of experiences with Eastern music traditions. The Schola Cantorum Basiliensis, where both teach in the medieval program, became the meeting place where they were able to compare notes and develop an organic approach to experimentation.
The music on this CD was recorded as a live studio performance. For the Indian music performances, this spontaneity and improvised atmosphere is an extremely important ingredient to any rendering of the ragas and talas, but the improvised accompaniments of the monophonic songs definitely also benefitted from this unique “live” quality.