En plena celebración del 400 aniversario del nacimiento de Henry Du Mont (1610-1684), el sello Ricercar publica el primero de varios volúmenes dedicados a la obra del compositor valón. Se presenta aquí una selección de entre las 35 obras que conformar la colección Cantica Sacra, publicada en París en el año 1652. Su aparición encaminaría la forma de componer hacia los nuevos usos llegados de Italia entre los que, como elemento más innovador, destacaba el empleo del bajo continuo. De forma errónea, Du Mont afirmaba en el prólogo a la colección ser el primer autor francés en utilizar tal técnica, cuando en realidad fue Constantijn Huygens quien cinco años antes emplease el bajo cifrado. Consciente de que estas innovaciones extrañarían a un público más acostumbrado a la tradición polifónica en el repertorio, Du Mont justificaba la utilización de este recurso “más apto para aquellos cuya profesión es cantar bien”, refiriéndose sobre todo a las “Señoras de la Religión”, aquéllas que interpretaban la música en los conventos y para las que Du Mont compuso estos primeros ejemplos de petit motet. Estas obras, dispuestas aquí en pequeños grupos ordenados según su lugar en la liturgia, anticipan lo que sería una característica principal de la música francesa de la segunda mitad del s. XVII, a saber, el uso de la ornamentación para embellecer y hacer más expresivas las notas.

Desde aquí queremos felicitar a los responsables de Ricercar por la publicación de este trabajo intachable, ya que todo en él resulta del más alto nivel. Los solistas del Coro de Cámara de Namur imparten una lección de estilo, y el apartado instrumental destaca por su sentido del acompañamiento y por su depuración sonora. Asimismo, el órgano Le Picard de Beaufays (1742) es el complemento ideal por sus características y sonoridad. Esperamos futuras entregas.

Urko Sangroniz