"Esta edición no es sólo un extraordinario documento histórico, sino una antología de rarezas que Celibidache dirigió durante los primeros años de su carrera [...] Hay pocos sellos que puedan competir con el nivel técnico de las re-masterizaciones de Audite o con la presentación y documentación de sus discos" (Classical Recordings Quarterly)
El rumano Sergiu Celibidache, fallecido en 1996, fue uno de los directores más excéntricos del siglo pasado. Su alergia a los registros fonográficos es tan legendaria como sus discutidos argumentos filosóficos y artísticos sobre los mismos. Sus legiones de seguidores, no obstante, nunca han estado de acuerdo con esta estricta posición del maestro, pero afortunadamente las expectativas de que eventualmente las interpretaciones de su admirado Celibidache engrosaran el repertorio fonográfico no cayeron en saco roto, ya que al ceder los derechos de sus múltiples grabaciones radiofónicas a a su hijo Serge su legado empezó a publicarse en forma de lujosas grabaciones remasterizadas.
Bajo el auspicio de la Fundación Sergiu Celibidache, tal legado fonográfico empezó siendo editado por EMI y más tarde por DG. Con el tiempo verían la luz varias antologías de sus grabaciones de Múnich, Estocolmo y Stuttgart, y en 2008 Orfeo engrosó este catálogo con las míticas grabaciones de Colonia. Dos años más tarde, Audite abriría un nuevo capítulo en esta larga serie de exhumaciones al editar un álbum triple con la integral de las grabaciones de la RIAS. Un glorioso capítulo, sin duda, que ahora vuelve a retomarse con esta publicación monumental de las Grabaciones de Berlín realizadas entre 1945 y 1957.
Ni que decir tiene que estamos ante el más impresionante retrato de Celibidache jamás publicado en disco hasta el momento, así como frente a un prodigioso testimonio de la fiereza directoral del joven director al principio de su carrera, en las antípodas del estilo elegíaco y remansado que adoptaría años más tarde. Por otro lado, y al margen del incalculable valor histórico que posee un cofre de estas características, se trata de una antología imprescindible por contener una profusa cantidad de rarezas que Celibidache defendió con especial ahínco durante estos primeros años de actividad: desde el In modo populari, Op. 43 de Cui al Concierto para soprano de coloratura de Gliere pasando la Música para orquesta de Rudi Stephan a obras tan infrecuentes como las de David Diamond, Edward MacDowell y Heinz Tiessen aquí contenidas. No quedan dudas, pues, sobre la magnitud de este proyecto trufado con una documentación exhaustiva y un acabado sonoro merecedores de todos los aplausos.